La Orden de los Hospitalarios, llamada así porque procedían del hospital de San Juan de Jerusalén, tenía una finalidad piadosa y benéfica, desarrollando en las Cruzadas actividades bélicas donde adquirió gran fama.
Orden Malta
Los musulmanes, en el 637, al mando del califa Omar, se extendieron por Palestina. Los árabes permitieron la entrada de peregrinos a Jerusalén, hasta se consintió que en el 870 hubiera un hospital.
La Orden de San Benito en 1048 añadió al hospital la capilla de Santa María de la Latina, siendo su administrador el francés Gerardo de Tom.
En las cruzadas, Raimundo de Tolosa y Godofredo de Bouillón con un poderoso ejercito conquistaron Jerusalén.
Muchos cruzados decidieron quedarse en el hospital ayudando a enfermos y peregrinos, por lo que Gerardo de Tom creyó conveniente formar la Orden de San Juan de Jerusalén adoptando una regla, se adoptó la regla de San Agustín, un hábito negro con una cruz blanca de ocho puntas. En 1113 el pontífice Pascual II otorga con una Bula grandes favores a la Orden.
Raimundo Dupuy, al fallecimiento de Gerardo de Tom, se hace cargo de la Orden de San Juan de Jerusalén proponiendo que la Orden debía desempeñar acciones bélicas en defensa de la cristiandad.
La Orden de San Juan de Jerusalén quedaba convertida en Orden Militar, durante este período se desarrollaron actividades guiadas por la codicia de algunos Maestres. Sin embargo, los cristianos tuvieron poco tiempo el control de Jerusalén, el sultán Saladino conquistó la ciudad permitiendo que la Orden de San Juan de Jerusalén permaneciera durante un año para la curación de los heridos.
La Orden de San Juan de Jerusalén conservó algunas propiedades en Palestina y continuaron combatiendo en las sucesivas Cruzadas. El sultán Melec en 1291 emprendió una gran acometida contra los cristianos. Las Ordenes del Temple y San Juan de Jerusalén combatieron hasta perder Palestina y tener que embarcar hasta Chipre.
Cuando la Orden de San Juan de Jerusalén consigue reorganizarse de nuevo, intenta la reconquista de Palestina, pero tuvieron que retirarse otra vez. Ante la situación desesperada, necesitando tener una sede, acometió contra la isla de Rodas. En 1310 consiguen someter a los musulmanes de Rodas, y los miembros de la Orden se empezaron a llamar 'Caballeros de Rodas'.
Paralelamente, la Orden del Temple fue disuelta bajo la acusación de herejía. Muchas de sus propiedades pasaron a la Orden de San Juan de Jerusalén.
Los 'Caballeros de Rodas' habían quedado en una situación rica y opulenta, tenían su propia escuadra naval, y siguieron tomando parte en muchas acciones bélicas en Europa y Oriente. Cuando contaba el año 1522, una gran flota turca invadió la isla de Rodas, aceptando la oferta del sultán Solimán, el primer día de enero de 1525, salían de la isla los últimos Caballeros de Rodas.
El Gran Maestre de la Orden solicitó al emperador español Carlos V que les cediera tierra para fijar su residencia. En 1530 se firmó la cesión de las islas de Malta, Trípoli y Gozo a favor de la Orden. Las dos últimas islas no estuvieron mucho tiempo en su poder, una escuadra turca se apoderó de ellas.
La Orden que comenzó a denominarse de 'Malta' no cesó en su lucha contra los turcos, combatiendo en la batalla de Lepanto.
Instaurada la República en Francia, el general Bonaparte, jefe de la expedición francesa de Egipto, desembarco en Malta el 6 de junio de 1798, expulsando a los Caballeros de Malta.
Cuando se firma la Capitulación el 11 junio de 1798 se respeta el patrimonio del Gran Maestre Fernando de Hompesch, punto de difícil comprensión, parece el pago a unos servicios prestados.
El Gran Maestre Fernando de Hompesch, con los hombres que desearon seguirle, se retiró a Trieste, apareció asesinado en 1801.
El pontífice Pío VII se proclamó protector de la Orden, se nombró Gran Maestre a Ruspoli que fijó su residencia en Catania (Sicilia).
Los habitantes de Malta, con las escuadras de Inglaterra y Portugal, se sublevaron para expulsar a los franceses. Habiendo capitulado los franceses, en 1801 se consiguió la devolución de Malta a la Orden en los pactos firmados en Londres, ratificándose en 1802 en el Tratado de Amiens, y después en el Congreso de Viena. Finalmente, todo quedó sin efecto, Malta quedó adjudicada a Gran Bretaña.
En 1845 la Orden de Malta desaparecía.
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