Las Islas Baleares se encontraban, en poder de los musulmanes, eran un nido de piratas berberiscos que imposibilitaban la navegación por el Mediterráneo. Que el comercio se viera amenazado motivó la necesidad de conquistar Baleares.
El pontífice Pascual II concedió las dispensas de Cruzada para esta empresa militar.
Cruzadas España
Cuando la Cruzada fue proclamada, a la desembocadura del Arno acudieron gentes de todas las partes de Italia. La flota, con varios obispos, partía a mediados de agosto de 1113, deteniéndose unos días en Cerdeña. Cuando emprendieron la acción bélica, una tempestad les hizo arribar en San Feliú de Guixols (Costa de Cataluña) creyendo que era Mallorca.
Cuando se dieron cuenta del error, enviaron una embajada a Ramón de Berenguer III (conde de Barcelona) anunciando que la flota tenía el carácter de Cruzada.
Ramón de Berenguer se persono donde estaba afinada la flota, brindando su ayuda. Los cruzados, ante esta promesa, le nombraron jefe de la expedición.
Se formaba una nueva Cruzada, era invierno cuando pudo reunirse una gran concentración de naves en el puerto de Salou. Como las condiciones invernales no eran idóneas para navegar, decidieron esperar hasta la primavera.
La espera produjo efectos no deseados, muchos nobles italianos dedicieron regresar a su patria llevándose las naves y sus hombres.
Ramón de Berenguer III procuró reforzar los efectivos con más barcos y más hombres. El pontífice Pascual II hizo una nueva proclamación de Cruzada, enviando al Cardenal Boson como legado a Barcelona. El Cardenal transmitió que la Nueva Cruzada conservaba el mismo carácter e indulgencias que las que se emprendieron por Tierra Santa.
En la primavera de 1114, regreso la flota italiana, llegando a reunirse más de quinientos barcos. La flota salía el 24 de junio, pasando junto a la isla de Dragonera llegarón a Ibiza, la vieja ciudad con su triple muralla constituía una autentica fortaleza.
El asalto duro varíos días, distinguiendose los cruzados italianos al grito de 'Dios lo quiere' utilizado em Tierra Santa. Las huestes del Conde de Barcelona actuarón en el ataque del tercer recinto amurallado hasta que la fortaleza acabo rindiendose.
Se emprendió la marcha hacia Mallorca, el 21 de agosto de 1114 arribaron en la bahía de Palma. La conquista de esta ciudad fue más dificultuosa por la tenacidad y el heroismo de Walí y Nazaredolo.
El Conde de Barcelona Ramón de Berenguer III quedó herido en el ataque al primer recinto amurallado. En la segunda embestida, los defensores quisieron rendirse a cambio de que se respetara la vida, en contra de la decisión del Conde de Barcelona, los cruzados no aceptaron. El hecho provoco el disgusto de Ramón de Berenguer que estuvo a punto de retirarse con sus tropas.
Los asaltos a la Almudaina y a la Zuda fueron las peores batallas, los musulmanes sabiendo que en caso de ser vencidos eran pasados a cuchillo, defendieron las fortalezas desesperadamente.
En una batalla que parecía no acabar nunca, los cruzados tomaban la ciudad a primeros de abril de 1115.
Por otro lado, llegaban noticias de que Yussuff, califa de los almohades, preparaba una poderosa flota para reconquistar la isla y vengar la derrota recibida.
No haciendo caso del enviado del pontífice que recordaba el carácter de la Cruzada, los italianos regresaron rapidamente a su patria para disfrutar de los fabulosos botines de que se habían apoderado.
El Conde de Barcelona al quedarse sólo, y ante la amenaza constante de los musulmanes de Valencia y de la Península, tuvo que abandonar la Isla con todas sus huestes. La isla fue nuevamente ocupada por los musulmanes.
La Cruzada quedo reducida a una simple expedición bélica, con el único provecho de que los cruzados italianos se llevasen un fabuloso botin.
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