En ese momento, por una ventana de la estancia, dos ángeles descendieron desde el cielo y depositaron delicadamente una cruz de doble brazo en el altar. El sacerdote pudo entonces continuar con la celebración de la misa y, ante tal maravilla, Abu-Ceyt (junto con los miembros presentes de su Corte) se convirtió al cristianismo. Después se comprobó que la cruz aparecida era el pectoral del obispo Roberto, primer patriarca de Jerusalén, confeccionado con la madera de la Cruz donde muríó Jesucristo.
Los documentos originales sobre el milagro han desaparecido. Existe el testimonio de Fray gil de Zamora, Francisco, cronista de San Fernando, a quien acompañó, sin duda, en la visita que el santo rey hizo a la villa de Caravaca. Durante su estancia en allí, pudo Fray Gil conversar con los testigos oculares de la aparición y oir de sus labios la narración de lo acontecido. Existe otro testimonio de D. Antonio de Oncala canónigo de Avila, que murió en 1558, también relata la historia de la aparición de la cruz de Caravaca. Todos los relatos coinciden en lo esencial.
En cuanto al reinado de Zey Abucey apuntar que existían varios reyezuelos- o sayid- musulmanes en distintos reinos, unos de esos era el sayid Zey Abucey, que al convertirse tomó el nombre de Vicente Bellvis. Según la historia, los almohades -Abucey era uno de ellos-, entraron en la península hacia el 1171 y fueron reconquistando los antiguos reinos de taifas. En este contexto podemos entender que Zey Abucey era señor de Valencia y de Caravaca y que en la Taifa de Murcia estuviese otro reyezuelo musulman posiblemente Ben-Hud.
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