Sipnosis:
Remontándose al oscuro y brutal siglo XIII, TEMPLARIO nos sumerge de lleno en uno de los momentos más violentos y cruciales de la historia de la Inglaterra medieval, cuando un puñado de hombres de bien lucharon, sin apenas esperanza, por defender a su país de un rey megalómano y sanguinario. La batalla por el castillo de Rochester, basada en un devastador capítulo de los libros de historia, es un relato verídico de honor, acción y emoción. Correrá la sangre.
Corre el año 1215. El rey Juan I de Inglaterra (Paul Giamatti) se ve obligado a firmar la Carta Magna, un documento que garantiza las libertades fundamentales y sienta las bases del derecho consuetudinario en su país. Furioso por haberse visto forzado a firmarlo, recluta un despiadado ejército de mercenarios que empieza a arrasar el país para recuperar el poder. Pero cuando el ejército del rey está a punto de llegar a Londres y hacerse con el control del país, un solo bastión se interpone entre él y la inevitable victoria: el castillo de Rochester.
Un pequeño grupo de rebeldes reunidos por el barón Albany (Brian Cox) se ha atrincherado en el castillo para combatir al rey Juan hasta que lleguen los refuerzos: un caballero templario (James Purefoy) atormentado por la culpa ante las atrocidades que cometió durante las cruzadas y por sus florecientes sentimientos por Isabel (Kate Mara), hermosa señora del castillo y esposa del avejentado Reginald de Cornhill (Derek Jacobi); unos mercenarios curtidos en la batalla, entre los que se encuentra Beckett (Jason Flemyng), que lucha no por Dios ni por su país, sino por dinero y sed de sangre; y unos jóvenes soldados, como Guy (Aneurin Barnard), que probará el sabor de la sangre y de la batalla por primera –y puede que por última– vez.
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