con mi mochila,
con mi sombra,
con mi silencio
y mi soledad.
con mi cabeza
y con mi alma.
y mis pasos
me huelen
a libertad.
Ave, Maria,
gratia plena,
Dominus tecum;
benedicta tu in mulieribus,
et benedictus fructus ventris tui, Jesus.
Sancta María, Mater Dei,
ora pro nobis peccatoribus
nunc et in hora mortis nostrae.
Amen.
Non Nobis Domine, Non Nobis Sed Nomine Tuo da Gloriam
Mantente alerta, con confianza en Cristo y loable en tu fama.
No muestres miedo frente a tus enemigos. Di siempre la verdad aunque te llegue la muerte. Protege a los desamparados y no hagas mal. Éste es tu juramento.
El guardián del poder verdadero se encuentra delicado y fuerte ante la puerta del reino floreciente. Desde ahí fluye y corre la fuerza latente del rayo femenino que todo lo une, que realiza milagros verdaderos hacia los mundos de la eternidad. Desde allí viene y hacia allí fluye traspasando el velo de la temporalidad. Ella es la victoria sobre la oscuridad, ya que esta debe desaparecer cuando haya llegado su tiempo. La fuerza oscura no tiene ningún poder en comparación con lo verdadero, con la luz eterna. Porque lo que esta fuerza amada consigue unir permanece unido hasta la eternidad.
Tuve una flota de bajeles y puertos privados,
una franja de tierras en el contorno de París
y un ejército de hombres dispuestos a morir
por reconquistar para
Custodié un tesoro y mi Orden fue el mayor banco
de Europa. El rey fue mi deudor y no me sometí
ni siquiera a la potestad del Vaticano. Viví
el éxito de tomar Jerusalén con mis soldados.
Y ahora heme aquí, engañado por el Papa
y Felipe IV de Francia. Me hicieron venir
de Chipre con la excusa de una nueva cruzada
para luego detenerme y obligarme a mentir
bajo tortura. Para robar la fortuna templaria
arderé en la hoguera y se harán con el botín.
Deus Vult, Dios lo quiere.
Non Nobis Domine, Non Nobis Sed Nomine Tuo da Gloriam
(Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre)
Pauperibus servus, pius hospitibus
Undique collegit pasceret unde sous.
¿Sabes qué te aguarda en Jerusalem?
Un mundo nuevo, jamás se ha podido ver nada igual, allí no eres como naciste, si no como te dicta tu interior, un reino de conciencia, de paz en vez de guerra, de amor en vez de odio, eso es lo que te aguarda al final de
" Ya entra el Cid Ruy Díaz por Burgos
sesenta pendones le acompañan.
Hombres y mujeres salen a verlo,
los burgaleses y burgalesas se asoman a las ventanas:
todos afligidos y llorosos.
De todas las bocas sale el mismo lamento:
¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor! "
Pater Noster, qui es in Caelis
sanctificetur nimem tuum
adveniat regnum tuum
Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panen nostrum quotidianum da nobis hodie.
Et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostri
Et ne nos inducas in tentationem,
sed libera nos a malo.
Amen.
«Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte, arruinará la casa y sembrará de sal el pobre campo que mi padre trabaja... Idos. El cielo os colme de venturas. En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada». Calla la niña y llora sin gemido... Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros y una voz inflexible grita: «¡En marcha!» El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana al destierro, con doce de los suyos, polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga.
Por Castilla y por León,
nuevo mundo halló Colón.
Con los cuartos de Aragón.
In nomine Patris et fillii
et Spiritus Sancti
"Eran tres las que siempre andaban con el Señor, su madre María, su hermana y