Non Nobis Domine, Non Nobis Sed Nomine Tuo da Gloriam
Mantente alerta, con confianza en Cristo y loable en tu fama.
No muestres miedo frente a tus enemigos. Di siempre la verdad aunque te llegue la muerte. Protege a los desamparados y no hagas mal. Éste es tu juramento.
Sipnosis: Siglo XII. En tiempos de las cruzadas. Godofredo de Ibelin (Liam Neeson), caballero reconocido por el rey de Jerusalén y comprometido con el mantenimiento de la paz en Tierra Santa, emprende la búsqueda de su hijo ilegítimo, Balian (Orlando Bloom), joven herrero francés que llora la pérdida de su mujer y su hijo. Balian cede ante su dolor y se une a Godofredo en su misión sagrada. Tras la muerte de su padre, hereda su tierra y su título en Jerusalén, ciudad en la que los cristianos, musulmanes y judíos han conseguido alcanzar una convivencia pacífica durante la tregua entre la 2ª y 3ª Cruzada. Nos encontramos en el año 1186. Con una integridad inquebrantable y bajo noble juramento, Balian se encuentra en una nueva tierra, sirviendo a un rey condenado y atraído por la enigmática hermana de éste, la princesa Sibylla (Eva Green). Allí, en Jerusalén se convertirá en el más heroico y honorable de los caballeros y tendrá que proteger a su pueblo de las fuerzas opresoras.
El Monasterio de San Juan de la Peña es uno de los monumentos cuyos muros fueron testigo de los orígenes del Reino de Aragón. Se rodea de un halo de leyenda potenciado por su recóndita ubicación en un paraje entre rocas, en el Alto Aragón. Fue centro del poder religioso y político durante los siglos XI y XII. Así, acoge en su interior la sepultura de grandes reyes aragoneses y navarros como Sancho el Mayor, Ramiro I o Alfonso I el batallador y se convirtió en lugar de peregrinaje en la vía francesa del Camino de Santiago.
Este monasterio es una interesante construcción que aglutina diversos estilos artísticos, ubicado bajo una gran peña, de la que toma el nombre en el siglo XI. Presenta varias estancias superpuestas construidas en diferentes épocas entre las que destacan: una iglesia mozárabe o iglesia baja, la iglesia alta y su claustro románico, un panteón real y varias capillas barrocas.
Nada más entrar en el edificio se encuentra, a mano derecha, la zona más antigua del monasterio. Todavía existe la primitiva iglesia mozárabe, que consta de dos naves cubiertas por bóvedas de cañón y separadas por arcos de herradura sobre columnas. Las naves culminan en dos ábsides rectangulares excavados en la roca. Esta cabecera se decoró en el siglo XII con pinturas murales, realizadas al fresco, cuyo programa iconográfico se centraba en el martirio de los santos Cosme y Damián y la glorificación de la cruz. A partir del siglo XVII se instala en su interior el panteón de abades. En el siglo XI se remodela el monasterio y se amplía con nuevas dependencias como la sala de Concilios, de forma trapezoidal y dividida en cuatro espacios por arcos de medio punto sobre pilares.
En la parte alta se sitúa el panteón de los nobles, en cuyos muros perduran numerosas inscripciones funerarias sobre los personajes que allí se entierran y el panteón Real, muy afectado en un incendio que tuvo lugar en 1675, tras el cual se remodeló en estilo neoclásico. Además de las sepulturas de importantes reyes de Aragón, cabe citar la tumba del X Conde de Aranda encontrada en 1985. Del panteón se accede a la masadería y frente a él se dispone el museo del monasterio.
Sobre la iglesia baja se levantó, en el piso superior, la iglesia románica. Tiene una sola nave y cabecera triabsidal, cubierta por la roca que cobija al monasterio. El paso de la nave a los ábsides se realiza bajo tres arcos que descansan sobre columnas. De los capiteles que poseen las columnas, actualmente, tan solo es románico el que representa a Daniel llevado por un ángel ante leones. Estos ábsides se decoran con una banda de ajedrezados y arquitos ciegos. Al parecer la iglesia alta pudo tener pinturas murales, hoy desaparecidas.
A la iglesia románica se le añadió un claustro, que se ha convertido en el elemento más significativo y estudiado del conjunto monacal. Fue construido a finales del siglo XII y principios del XIII. Se compone de arquería se medio punto dispuestas sobre un podio. Los arcos se rodean por una moldura ajedrezada y descansan en columnitas con capiteles decorados. Los capiteles han sufrido grandes daños con el paso del tiempo y su disposición no corresponde con la original. Se atribuyen al trabajo del taller del Maestro de San Juan de la Peña o Maestro de Agüero y su iconografía agrupa representaciones sobre el Génesis, la infancia de Jesús, San Juan Bautista y la vida pública de Cristo. Del claustro parten dos capillas, la capilla de san Victorian al Norte y la de san Voto y Félix al Sur. La capilla de san Victorian es un estupendo ejemplo de la arquitectura gótico flamígera y contenía decoración pintada del siglo XIII. La capilla de san Voto y Félix es de construcción posterior, en la que destaca su portada de estilo clásico realizada en el siglo XVII.
Como importante centro religioso que fue durante la Edad Media, el monasterio de San Juan de la Peña custodió grandes obras de arte, unas perdidas, otras expoliadas, que ya no se conservan. Entre ellas hay que destacar piezas como las reliquias de San Indalecio, llevadas a Jaca en el siglo XIX. Pero sobre todo un cáliz traído a Huesca por San Lorenzo, que ahora permanece en la catedral de Valencia y que fue considerado durante siglos el Santo Grial.
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El guardián del poder verdadero se encuentra delicado y fuerte ante la puerta del reino floreciente. Desde ahí fluye y corre la fuerza latente del rayo femenino que todo lo une, que realiza milagros verdaderos hacia los mundos de la eternidad. Desde allí viene y hacia allí fluye traspasando el velo de la temporalidad. Ella es la victoria sobre la oscuridad, ya que esta debe desaparecer cuando haya llegado su tiempo. La fuerza oscura no tiene ningún poder en comparación con lo verdadero, con la luz eterna. Porque lo que esta fuerza amada consigue unir permanece unido hasta la eternidad.
EL LIBRO DE LA VIDA
A Deo rex, a rege lex
De Dios el Rey, del Rey la ley
A fructibus cognoscitur arbor
Por sus frutos conocemos el árbol
EL ULTIMO GRAN MAESTRE
JACQUES BERNARD DE MOLAY
Tuve una flota de bajeles y puertos privados,
una franja de tierras en el contorno de París
y un ejército de hombres dispuestos a morir
por reconquistar para la Cruz los lugares sagrados.
Pauperes commilitones Christi Templique Solomonici
Non Nobis Domine, Non Nobis Sed Nomine Tuo da Gloriam (Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre)
CABALLEROS HOSPITALARIOS
Fratres Hospitalis S. Joannis del Xenodochium Hierosolymitanum
Pauperibus servus, pius hospitibus Undique collegit pasceret unde sous.
JERUSALEM
¿Sabes qué te aguarda en Jerusalem? Un mundo nuevo, jamás se ha podido ver nada igual, allí no eres como naciste, si no como te dicta tu interior, un reino de conciencia, de paz en vez de guerra, de amor en vez de odio, eso es lo que te aguarda al final de la Cruzada.
O REGINA
Quis sicut Deus!
+ Sancte Michael Arcángele, defende nos in prelio...
Suscipe deprecationem nostram!
O Mater Gloriosa!
Spes nostra, Praesidium nostrum, Salve!
Ego sum lux mundi
Yo soy la luz del mundo
PROCESSUS TEMPLARI
Proceso contra los Templarios
El Rey Arturo y sus nobles caballeros
Mio CiD
" Ya entra el Cid Ruy Díaz por Burgos
sesenta pendones le acompañan.
Hombres y mujeres salen a verlo,
los burgaleses y burgalesas se asoman a las ventanas:
todos afligidos y llorosos.
De todas las bocas sale el mismo lamento:
¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor! "
PATER NOSTER
Pater Noster, qui es in Caelis
sanctificetur nimem tuum
adveniat regnum tuum
Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra.
Panen nostrum quotidianum da nobis hodie.
Et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostri
Et ne nos inducas in tentationem,
sed libera nos a malo.
Amen.
CRUZADOS
«Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte, arruinará la casa y sembrará de sal el pobre campo que mi padre trabaja... Idos. El cielo os colme de venturas. En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada». Calla la niña y llora sin gemido... Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros y una voz inflexible grita: «¡En marcha!» El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana al destierro, con doce de los suyos, polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga.
REINO DE CASTILLA Y LEON
Por Castilla y por León, nuevo mundo halló Colón. Con los cuartos de Aragón.
"Eran tres las que siempre andaban con el Señor, su madre María, su hermana y la Magdalena, a la que llaman su compañera. Su hermana, su madre y su compañera, las tres se llamaban María. Y la compañera del Salvador es María Magdalena."